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Diferencia entre revisiones de «Panteón de San Fernando»

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Durante muchos años, era común que los muertos fueran sepultados dentro de las iglesias, detrás de los muros o debajo del suelo, apenas cubiertos con tablas de madera y casi al nivel de la superficie, lo que producía muy malos olores y espectáculos muy desagradables para los visitantes de templo. Sin embargo, una costumbre tan arraigada como esa era muy difícil de suprimir entre la sociedad.
Durante muchos años, era común que los muertos fueran sepultados dentro de las iglesias, detrás de los muros o debajo del suelo, apenas cubiertos con tablas de madera y casi al nivel de la superficie, lo que producía muy malos olores y espectáculos muy desagradables para los visitantes de templo. Sin embargo, una costumbre tan arraigada como esa era muy difícil de suprimir entre la sociedad.


A fines del siglo XVIII, el arzobispo de México, don [[Alonso Núñez de Haro y Peralta]], manifiesta la necesidad de que se dejen de hacer sepulturas dentro de los templos para evitar contagios y enfermedades, y que de ahí en adelante, los difuntos debían ser enterrados en cementerios ubicados en lugares elevados, alejados de las casas y con buena ventilación. El primer cementerio utilizado de esta manera, Santa Paula, fue abierto al público en ocasión de una epidemia de viruela.
A fines del siglo XVIII, el arzobispo de México, don Alonso Núñez de Haro y Peralta, manifiesta la necesidad de que se dejen de hacer sepulturas dentro de los templos para evitar contagios y enfermedades, y que de ahí en adelante, los difuntos debían ser enterrados en cementerios ubicados en lugares elevados, alejados de las casas y con buena ventilación. El primer cementerio utilizado de esta manera, Santa Paula, fue abierto al público en ocasión de una epidemia de viruela.


En el Colegio Apostólico de San Fernando, de misioneros franciscanos de Propaganda Fide, poco a poco se fue evitando la sepultura de cadáveres dentro de la iglesia y se comenzó a utilizar el espacio del atrio frente a la puerta. Este cementerio atrial fue utilizado ampliamente durante más de medio siglo, y las tumbas ahí localizadas no tenían nombres ni fechas; eran simplemente, lápidas anónimas. En un principio, los únicos con derecho a ser sepultados en el panteón fueron frailes fernandinos, benefactores de la iglesia y personas de altos recursos económicos. El uso del panteón atrial de San Fernando en esos años aún era esporádico, por lo que el panteón tuvo una extensión muy reducida.
En el Colegio Apostólico de San Fernando, de misioneros franciscanos de Propaganda Fide, poco a poco se fue evitando la sepultura de cadáveres dentro de la iglesia y se comenzó a utilizar el espacio del atrio frente a la puerta. Este cementerio atrial fue utilizado ampliamente durante más de medio siglo, y las tumbas ahí localizadas no tenían nombres ni fechas; eran simplemente, lápidas anónimas. En un principio, los únicos con derecho a ser sepultados en el panteón fueron frailes fernandinos, benefactores de la iglesia y personas de altos recursos económicos. El uso del panteón atrial de San Fernando en esos años aún era esporádico, por lo que el panteón tuvo una extensión muy reducida.


Hacia 1832 se comenzó la construcción del actual Panteón de San Fernando, mediante la gestión del Síndico del convento, Don [[Ignacio Cortina Chávez]], y gracias a los cobros que ya se realizaban. Al ser el Panteón de San Fernando el más caro de la ciudad, rápidamente pudo financiar su construcción.
Hacia 1832 se comenzó la construcción del actual Panteón de San Fernando, mediante la gestión del Síndico del convento, Don Ignacio Cortina Chávez, y gracias a los cobros que ya se realizaban. Al ser el Panteón de San Fernando el más caro de la ciudad, rápidamente pudo financiar su construcción.


En 1833, el general Antonio López de Santa Anna decretó que todos los cementerios privados de la ciudad debían ser abiertos al público en general, debido a la fuerte [[epidemia de cólera]] que azotó a la población. A partir de entonces, San Fernando inició sus servicios como [[panteón]] público, aunque se prohibió aquí el Entierro de enfermos del cólera.
En 1833, el general Antonio López de Santa Anna decretó que todos los cementerios privados de la ciudad debían ser abiertos al público en general, debido a la fuerte Epidemia de cólera que azotó a la población. A partir de entonces, San Fernando inició sus servicios como [[panteón]] público, aunque se prohibió aquí el Entierro de enfermos del cólera.


Durante las siguientes dos décadas, la fama del panteón de San Fernando fue subiendo. Como era un cementerio pequeño, limpio y ordenado, pronto fue escogido por las familias de clase alta como el sitio adecuado para su sepultura. Debido a esto, los precios de los servicios fúnebres en San Fernando fueron subiendo, y en pocos años, sólo la gente más rica y poderosa de la sociedad podía pagar su Inhumación en este lugar. Es por esto que en San Fernando observamos aún las tumbas de políticos, militares, gobernantes y personalidades de la sociedad del siglo XIX.  
Durante las siguientes dos décadas, la fama del panteón de San Fernando fue subiendo. Como era un cementerio pequeño, limpio y ordenado, pronto fue escogido por las familias de clase alta como el sitio adecuado para su sepultura. Debido a esto, los precios de los servicios fúnebres en San Fernando fueron subiendo, y en pocos años, sólo la gente más rica y poderosa de la sociedad podía pagar su Inhumación en este lugar. Es por esto que en San Fernando observamos aún las tumbas de políticos, militares, gobernantes y personalidades de la sociedad del siglo XIX.  
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