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Ayora

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Ayora
  - situación: Localización de Ayora respecto a la Comunidad ValencianaLocalización de Ayora respecto a la comarca del Valle de Cofrentes-Ayora
Datos característicos:
  - latitud {{{latitud}}}
  - longitud {{{longitud}}}
  - superficie 446,6 km2
  - altitud 641 m
  - Calados {{{Calados }}}
  - población 5492 Hab.
  - Total amarres {{{Amarres}}}

  - Carta náutica {{{Cartanautica}}}
  - Radio {{{Radio}}}
  - Luces bocana {{{Lucesbocana}}}
  - Web oficial Web Oficial de Ayora


Ayora es un municipio del suroeste de la provincia de Valencia (Comunidad Valenciana, España) situado en la comarca del Valle de Ayora, del que es capital. Cuenta con 5.492 habitantes (INE 2006).

Geografía[editar]

Ayora, capital de la comarca que lleva su nombre, limítrofe con la Provincia de Albacete, está asentada en la cabecera de una llanura a 552 metros de altitud. Su término municipal, uno de los más extensos de la provincia, ocupa la mitad meridional del valle. Lo atraviesa el río Reconque-Cantaban que entrega sus aguas al río Júcar.

A ambos lados la flanquean abruptas sierras: la de Ayora-Enguera al este y las de Palomera-La Hunde y Montemayor al oeste. En esas sierras encontramos montañas de considerable altura: Puntal de Meca (1.058 m.), Puntal de Mediodía (1.146 m.), Puntal de Tortosilla (1.199 m.), Montemayor (1.105 m.), Peñón de los Machos (1.091 m.) y Palomeras (1.258 m.).

Es pues un paisaje accidentado, con parajes de gran belleza, en los que todavía se conservan grandes bosques de pinos. La Villa de Ayora, extiende su núcleo urbano alrededor de su castillo, que se alza sobre un cerro de 640 metros de altitud con grandes peñones.

Accesos[editar]

Se accede a este municipio, desde Valencia, a través de la A-3 tomando luego la N-330.

También es posible acceder desde la A-31, desviándose a la altura de Almansa‏‎, tomando la N-330.

Barrios y pedanías[editar]

En el término municipal de Ayora se encuentran también los siguientes núcleos de población:

  • Casas de Madrona.
  • San Benito
  • La Vega.

Los Altos: Barrio más próximo al castillo, cobijado en su falda norte. Es el antiguo núcleo medieval, de estrechas y empinadas calles, con casas pintadas con los colores blanco y azul, utilizados antaño. Este barrio está presidido por la primitiva parroquia de Santa María. El Hueco: Zona de ensanche de época renacentista. Sus ejes principales son la Plaza Mayor –con su característica fuente de La Negrita-, la calle de la marquesa de Zenete y la calle Empedrá, sin olvidar los típicos callejones. En él se halla la monumental Iglesia Parroquial de la Asunción. Santa Lucía: Antigua morería, siendo la muestra más fidedigna de ello la actual Ermita de Santa Lucía que es una reconversión en iglesia de lo que fue una mezquita. Tiene pequeñas calles (Santa Lucía, las Callejas y Sin Salida) de gran atractivo. La Solana: Barrio tradicional, cuyas casas son un claro exponente de la arquitectura popular, con casas de fachadas muy parecidas y de dos alturas. Destaca por su belleza la calle de San José, coronada por la ermita del mismo nombre. Santa Bárbara: También llamado El Barrio. Fue el antiguo barrio judío de la población. Su centro es la ermita del mismo nombre. Sus tranquilas calles invitan al paseo. Castillo de Ayora.: Palacio-Fortaleza Del Duque Del Infantado. Este monumento se sitúa en una elevación en el centro de la villa. Edificado posiblemente a mediados del siglo XIII, tras la reconquista cristiana, sobre una antigua construcción árabe. El conjunto estuvo compuesto por el palacio-residencia de cuatro plantas, tenía dos plazas fuertes y una gran torre del homenaje, además de otras dependencias para soldados y servidumbre, aljibes y jardines. El conjunto estaba rodeado por cerca de mil metros de murallas y torreones de defensa.

Localidades limítrofes[editar]

El término municipal de Ayora limita con las siguientes localidades: Bicorp, Enguera, Jarafuel, Quesa, Teresa de Cofrentes y Zarra, todas ellas de la provincia de Valencia y con Almansa‏‎ y Alpera de la Provincia de Albacete.

Historia[editar]

La historia reciente de Ayora está marcada tanto por su situación política fronteriza entre el Reino de Castilla y la Corona de Aragón desde la Reconquista como por su situación geográfica en la cabecera de un valle significativamente aislado.

Después de un periodo histórico común con el resto del sureste peninsular, tan solo destacable actualmente por restos pictóricos y funerarios de cierta importancia (incluyendo diversas cuevas con arte rupestre) y sobre todo por el -éste sí merecería capítulo aparte- muy destacable "Mugrón de Meca" o "Castellar del Mugrón de Meca" con restos de una muy importante población Íbera -y/o celtíbera¿?- (en un altiplano cercano a Castilla), que posteriormente fue romana y en menor medida árabe‏‎ (en esa época se decidió bajar a habitar el llano y los restos en esta zona se dispersan), llegó la "reconquista" de los reinos cristianos del norte.

Este periodo sí marca la historia contemporánea de Ayora y su entorno. Conquistada en primera instancia por Aragón (Jaime I) y cedida poco después a Castilla en virtud de tratados de reparto de los nuevos territorios arrebatados a los árabes, pasó menos de 40 años bajo bandera castellana.

Ayora ha sido escenario de la presencia humana desde sus más remotas manifestaciones.

En su término se encuentran vestigios pictóricos de la prehistoria, destacando los abrigos de Tortosilla y el Sordo, con pinturas de "estilo levantino". También existen una serie de estaciones del Neolítico (el bancal de los Infiernos y la cueva del Duende), del Bronce (Cerro de la Marta, Puntal del Olmo Seco) y de la cultura Ibérica, destacando especialmente el Castellar de Meca, impresionante ciudad-fortaleza de piedra, única en su género por la extensión de su camino y sus múltiples aljibes y almacenes, todos ellos labrados en la roca madre del cerro. En él se han hallado fragmentos de cerámica, monedas y otros objetos.

La llegada de las legiones romanas y la progresiva latinización, trajo consigo la decadencia del poblado ibérico y la ocupación de las tierras bajas, estableciéndose nuevos asentamientos en los llanos, al amparo de la larga pax romana. Aunque se han encontrado varios yacimientos de época romana (Los Palancares, los Arcellares, la Casa del Collado de San Juan, Casas de Madrona, Casas del Hondo, Villa de la Hunde, San Benito y Casa del Baile), desconocemos si hubo un núcleo de población importante en la zona de Ayora, y que nombre tenía. No obstante, algunos han querido identificar a Ayora con la Axenia, de la que habla el historiador griego Appiano en sus "Ibéricas", mercado celtíbero que fue sitiado por Fulvio Novilior antes de la toma de Numancia, lo que ha llevado a que desapareciera cualquier resto que sirviera para dar su exacta ubicación.

La posterior entrada de los pueblos visigodos nos es totalmente desconocida, ya que apenas nos han llegado vestigios de la época, aunque si se puede suponer que fue una irrupción violenta.

La ocupación musulmana del siglo VIII tuvo especial trascendencia en Ayora. En el 790, tras la muerte de Teodomiro, señor de la zona, el Valle pasó a incorporarse al Emirato andalusí y posteriormente al califato de Córdoba. A Ayora llegaron pobladores islamitas, que coexistieron pacíficamente con los cristianos, conservando estos últimos su religión y sus costumbres. Esta coexistencia, garantizada por varios privilegios, se mantendrá hasta 1609 con la expulsión de los moriscos. Los árabes llamaron "Anadar Liaura" al Valle, expresión que quiere decir "valle desde donde se mira la Villa de Ayora".

De la prolongada y enriquecedora permanencia islámica quedan restos del importante sistema defensivo que crearon (construcción o remodelación de los castillos de la zona), barrios con callejas estrechas y tortuosas (como el barrio de los Altos, en el que estuvo la antigua mezquita) y una abundante acumulación toponímica.

Con la expansión conquistadora de los reinos cristianos medievales, la lucha por la posesión del Valle enfrenta con frecuencia a castellanos y aragoneses y estas tierras cambian a menudo de dueño retornando, en ocasiones, a sus señores musulmanes. Estos encuentros y disputas fronterizas se resuelven con la reconquista por el rey Jaime I, el Conquistador, que la cede a Castilla en el Tratado de Almizra (1244), por lo que la repoblación se lleva a cabo desde el primer momento por castellanos, lo que explica el habla castellana de la comarca. Los musulmanes de Ayora –convertidos ahora en mudéjares y posteriormente en moriscos- tuvieron que abandonar el núcleo principal, construyendo un arrabal fuera de los muros de la villa: "la morería" –actual barrio de Santa Lucía-.

La pertenencia al Reino de Castilla se mantendrá hasta 1281, con la firma del Tratado de Campillo entre el rey castellano Alfonso X el Sabio y Pedro III de Aragón, por el que se cede el Valle como compensación de guerra por la ayuda prestada en la pacificación de la revuelta morisca. No obstante, la definitiva integración de Ayora en el Reino de Valencia, dentro de la Corona de Aragón, no se fija hasta la firma del Acuerdo de Elche en 1305, durante el reinado de Jaime II.

Bajo el reinado de Jaime II, y por un nuevo tratado que definía las fronteras entre las coronas cristianas, Ayora quedó definitivamente ligada a la Corona de Aragón.

Los sucesivos señores del Valle concedieron varios privilegios, dada su posición estratégica y su carácter fronterizo, destacando el Privilegio rodado de Alfonso X de Castilla (documento más antiguo conservado en la Villa) que recoge una serie de concesiones o franquicias que el rey otorga a Ayora.

Aunque Ayora pertenezca definitivamente al Reino de Valencia desde 1305, debido a su situación fronteriza se vio envuelta en las guerras entre Castilla y Aragón a lo largo del s. XIV, sobre todo en el conflicto dinástico que enfrentó a Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, siendo invadida y asediada en repetidas ocasiones. Una vez finalizada la guerra con el asesinato de Pedro I, Pedro IV dividió el reino de Valencia en dos provincias: Valencia y Orihuela, quedando el Valle en la primera.

El siglo XIV destacó también por la aparición de epidemias de hambre y peste en 1392, marco en el que surge el milagro del Ángel de Ayora, cuya tradición ha llegado hasta nosotros.

Durante ese período el señorío de Ayora pasa por varias manos, hasta que en 1491 es comprado por Rodrigo de Mendoza, marqués de Zenete. Su hija y heredera, Mencía de Mendoza y Fonseca, mujer muy culta y de gran formación, tuvo una gran influencia como Señora de Ayora, la villa y su castillo, ya que gracias a ella llega la influencia del Renacimiento, plasmada en el inicio de la construcción de la Iglesia Parroquial y en la llamada "puerta falsa" del castillo, construida por mandato suyo. Tras su muerte, sin descendencia, la heredera fue su hermana María, que contrajo matrimonio con Diego Hurtado de Mendoza. Con el hijo de ambos la villa entró en la casa del ducado del Infantado, en la que perduró hasta el siglo XIX.

La promulgación del edicto de expulsión de Felipe III (1609), que disponía la obligatoriedad de que todos los moriscos fueran expulsados, y los duros términos que contenía provocó levantamientos en toda la comarca donde, a excepción de Ayora, eran mayoría. Refugiados en la Muela de Cortés, al amparo de baluartes naturales de fácil defensa, se oponen a la violencia institucional, luchando desesperadamente, proclamándose su caudillo Turigi, rey de Ayora. Al fin, sofocada la rebelión, no sin grandes esfuerzos y pérdidas de las partidas reales, Turigi es ajusticiado en Valencia y los moriscos son definitivamente expulsados.

Esta expulsión tuvo graves consecuencias, ya que agravó el problema de la despoblación, con la consiguiente ruina de la agricultura y demás actividades económicas, situación que se prolongara durante los siglos XVII y XVIII, ya que los vacíos provocados por el decreto no fueron cubiertos por gentes de Valencia, que no disponía de suficientes recursos demográficos ni, al parecer, había tampoco buena disposición popular a ocupar tierras tan duras y apartadas. Se recurre entonces a familias castellanas, principalmente manchegas, que acuden a trabajar las empobrecidas tierras. Esta lamentable situación se ve agravada por los problemas de sequías, hambres y epidemias.

El conflicto internacional de la guerra de Sucesión a la corona de España (1701-1715) entre Felipe de Anjou - el futuro rey Felipe V- y el archiduque Carlos afectó directamente a la villa, por su proximidad a Almansa‏‎, al verse afectada por los efectos bélicos preparatorios a la confrontación en la Batalla de Almansa (1707) que supondrá la victoria definitiva de Felipe V. El apoyo ayorino a la causa del archiduque Carlos fue duramente castigado con el sitio de las tropas borbónicas felipistas, dirigidas por el conde de Pinto, el asalto a la villa y el incendio del castillo. A la destrucción del castillo se suman las pérdidas humanas y económicas –cultivos destrozados y viviendas saqueadas-. Asimismo se destruyó parte del archivo Parroquial y casi la totalidad del archivo municipal.

Con los Borbones –de 1707 a 1789- el valle perteneció a la gobernación de Valencia. En 1789 con la división del Conde de Floridablanca se creó el "Govern, Partit o Corregiment de Cofrents", perteneciendo Ayora al arzobispado de Orihuela.

De esta época, finales del siglo XVIII, podemos conocer la situación de la villa por las observaciones recogidas por el geógrafo Cavanilles en su obra "Observaciones... del Reino de Valencia".

Con la dominación napoleónica el Valle pasó a pertenecer a la Prefectura del Cabo de la Nao, y se volvieron a repetir los desmanes de la guerra. En julio de 1808 el pueblo llano se amotinó y asesinó al Alcalde Mayor. El gobernador de Valencia envió tropas, ejecutando a garrote vil a los cabecillas de los amotinados. En mayo de 1812 las tropas francesas saquearon la villa, apoderándose del convento de Santo Domingo, y de nuevo fue saqueada en septiembre. La reacción de los vecinos fue la de atacar a los franceses aprovechando todo tipo de estratagemas.

En 1822, con la división provincial, se incluye al Valle en la Provincia de Játiva, y en 1833, con la configuración de las actuales provincias, queda incluido en la de Valencia.

Años más tarde, las Guerras carlistas salpican repetidamente a los habitantes de la villa, con acciones de bandidaje, represalias o recluta de fuerzas, ocasionados por las partidas carlistas que atravesaban el valle.

A finales del siglo XIX y principios del XX, hubo un aumento considerable de la producción agrícola y un débil intento de industrialización que no acabaría de consolidarse. Se crearon pequeñas industrias complementarias de la agricultura, que se traducen en un auge demográfico, que se mantiene hasta la crisis de los años 20. La Guerra Civil se vivió de forma trágica, por las continuas represalias y saqueos. La posguerra trajo consigo nuevas dificultades, a pesar de cierto aumento demográfico motivado por el reflujo de la ciudad al campo a causa del hambre, y al final de los cincuenta la regresión económica y demográfica es muy acusada, aunque con tímidos intentos de superación como la creación del sector textil, la diversificación de los servicios y la construcción de la Central Nuclear de Cofrentes.

En los últimos 25 años son destacables dos trágicos sucesos: el gran incendio forestal de 1978, que arrasó toda la Sierra, y las inundaciones de octubre de 1982.


Lugares de interés[editar]

Ayora sorprende al visitante ya que ofrece una serie de atractivos complementarios entre sí. El viajero descubrirá una localidad cargada de historia, claramente manifiesta en la riqueza de su patrimonio histórico-artístico, legado de la presencia humana desde sus más remotas manifestaciones. Junto a ese rico patrimonio podemos destacar la riqueza y abundancia de sus recursos medioambientales y paisajísticos.

  • Iglesia Parroquial de Nuestra Señora De La Asunción y Ermitas. El patrimonio eclesiástico tiene gran trascendencia en la localidad. Mención especial merece la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista de la Comunidad Valenciana y el amplio rosario de ermitas, tanto en el casco urbano como en los alrededores. Tanto de la Iglesia como de las ermitas se puede consultar una explicación más detallada en el apartado de rutas.
  • La Lonja: Edificada en 1892 sobre el solar del antiguo Ayuntamiento. Su airosa estructura metálica es modernista y se sitúa en el centro del pueblo, al inicio de la Plaza Mayor.
  • Calle Marquesa De Zenete: Se tiene constancia de su importancia desde 1550. Cavanilles, geógrafo y botánico valenciano la describió como 'superior a cuantas hay en el Reino, sin exceptuar las de la capital'. Tiene 10 metros de ancha y 376 metros de larga. Tiene varias casas nobles, algunas con interesantes fachadas modernistas.
  • Convento De San Francisco: Fundado por la orden franciscana, su construcción data de 1573, aunque fue reedificado en 1778. Conserva su claustro de dos pisos. Actualmente alberga la Casa de la Cultura, donde se realizan exposiciones temporales y otras actividades, y la Oficina de Turismo.
  • Cruz De san Antón: Situada a la entrada de la villa desde Almansa. Cruz de término, de estilo gótico, labrada en piedra bajo un edículo con cuatro columnas que la cobija. Su construcción se atribuye a Miguel Molsós en el siglo XV.
  • Castellar De Meca: Poblado ibérico emplazado en una alargada meseta –el puntal de Meca- situada en el extremo noroeste de la sierra del Mugrón. Constituye un impresionante conjunto, siendo una de las ciudades ibéricas de la Edad del Bronce más espectaculares de la península. Posee la declaración de Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1931.

La ciudad fortaleza, tallada en roca, sorprende por sus amplias dimensiones (ocupa más de diez hectáreas de superficie), por su compleja red de recogida de aguas (basada en canalillos y grandes y numerosos –superior al centenar- aljibes tallados en roca viva) y, sobre todo, por el camino de carros de acceso al recinto, de cerca de una kilómetro de longitud, en el que destacan las huellas abiertas en la piedra producidas por las ruedas de los carros. Además se conservan restos de las murallas ciclópeas, torres defensivas, casas semiexcavadas en la roca, escaleras, pesebres y abrevaderos...

A la importancia cultural, arquitectónica y urbanística se une la espectacularidad del paisaje circundante; con sus 1058 metros de altura sobre el nivel del mar permite contemplar una panorámica de gran belleza.

  • Pinturas Rupestres: De Los Abrigos De Tortosilla Y El Sordo. Se encuentran situados al este de la población, en plena sierra, y ofrecen pinturas rupestres de 'estilo levantino' con temas relacionados con la caza, apareciendo representaciones animales y humanas, destacando la figura del arquero, perfectamente ejecutada y bien conservada del abrigo del Sordo.

Los barrios[editar]

La Villa de Ayora extiende su núcleo urbano alrededor de su castillo, que se alza sobre un cerro de 640 metros de altitud con grandes peñones. En su trazado urbano pueden distinguirse diversos barrios, cuyo recorrido permite apreciar el legado de la historia ayorina:

  • Los Altos: Barrio más próximo al castillo, cobijado en su falda norte. Es el antiguo núcleo medieval, de estrechas y empinadas calles, con casas pintadas con los colores blanco y azul, utilizados antaño. Este barrio está presidido por la primitiva parroquia de Santa María.
  • El Hueco: Zona de ensanche de época renacentista. Sus ejes principales son la Plaza Mayor –con su característica fuente de La Negrita-, la calle de la marquesa de Zenete y la calle Empedrá, sin olvidar los típicos callejones. En él se halla la monumental Iglesia Parroquial de la Asunción.
  • Santa Lucía: Antigua morería, siendo la muestra más fidedigna de ello la actual Ermita de Santa Lucía que es una reconversión en iglesia de lo que fue una mezquita. Tiene pequeñas calles (Santa Lucía, las Callejas y Sin Salida) de gran atractivo.
  • La Solana: Barrio tradicional, cuyas casas son un claro exponente de la arquitectura popular, con casas de fachadas muy parecidas y de dos alturas. Destaca por su belleza la calle de San José, coronada por la ermita del mismo nombre.
  • Santa Bárbara: También llamado El Barrio. Fue el antiguo barrio judío de la población. Su centro es la ermita del mismo nombre. Sus tranquilas calles invitan al paseo.
  • Castillo de Ayora.: Palacio-Fortaleza Del Duque Del Infantado. Este monumento se sitúa en una elevación en el centro de la villa. Edificado posiblemente a mediados del siglo XIII, tras la reconquista cristiana, sobre una antigua construcción árabe. El conjunto estuvo compuesto por el palacio-residencia de cuatro plantas, tenía dos plazas fuertes y una gran torre del homenaje, además de otras dependencias para soldados y servidumbre, aljibes y jardines. El conjunto estaba rodeado por cerca de mil metros de murallas y torreones de defensa.

El castillo quedó arruinado por las tropas de Felipe V en la guerra de Secesión, pero su hermoso perfil y sus grandes dimensiones todavía evocan su presencia histórica. Entre sus restos cabe destacar la torre del homenaje, de planta cuadrada, la “puerta falsa”, mandada construir por la Marquesa de Zenete en el s.XVI, sobre la que estaba su escudo de armas, así como lienzos, murallas, cubos, fosos, cisternas…

Patrimonio natural[editar]

Ayora, con un término municipal de 446 kilómetros cuadrados, es el segundo más extenso de la provincia de Valencia. Esta extensión y su situación en el interior de la Comunidad, rodeado por montañas de considerables alturas: Puntal de Meca (1058 m.), Puntal de Mediodía (1.146 m.), Puntal de Tortolilla (1.199 m.), Peñón de los Machos (1.091 m.) y Palomeras (1.258 m.) determina la existencia de una gran abundancia de recursos medioambientales y paisajísticos de gran belleza, entre los que podemos destacar:

  • Sierra De Palomera: El pico de Palomera se encuentra a 1.258 metros sobre el nivel del mar, siendo el punto más alto de la comarca. En una de sus caras, a 1.000 metros de alturas, podemos adentrarnos en Cueva Negra, que alcanza una profundidad de 200 metros aproximadamente, con amplias galerías y con abundancia de estalactitas y estalagmitas.
  • La Hunde:Al nordeste del municipio de Ayora, al pie de la Sierra Palomera o Muela de la Hunde, a 875 metros de altura, encontramos uno de los patrimonios naturales más importantes de la Comunidad Valenciana. Con el importante caudal de la fuente de la Cadena, compone un grato paisaje, especialmente recomendable para campamentos. Ocupa un extenso pinar, muy bien cuidado, espacios para zona de acampada y zona de recreo, perfectamente equipados y una balsa circular que recoge las aguas de la Cadena. Destaca su variedad faunística (gineta, jabalí, águila real, águila perdicera, ardillas…) como vegetal (arces, fresnos, carrascas, sabinas, encinas y pinos).
  • La Sierra De Ayora: Al este de Ayora se sitúa la sierra, con aproximadamente 20.000 Ha. Alzada a 1.000 metros de altitud sobre el nivel del mar, permite contemplar a vista de pájaro el Valle de Ayora y la Canal de Navarrés. Este macizo alberga en su interior multitud de enclaves naturales (fuentes, abrigos, cuevas….) interesantes por su riqueza en cuanto a flora y fauna.
  • Estrecho Del Sabinar: Enclave natural caracterizado por estrechos barrancos de piedra y balsas naturales.
  • La Hoz: Paraje natural con abundante vegetación debido a la humedad de la zona. Se pueden encontrar diversas especias de aves como buitres.
  • El MonteMayor: Pico situado a unos dos kilómetros aproximadamente de la población con una altura de 1.200 metros que se caracteriza por la panorámica, así como por la ermita construida en su cima, objeto de peregrinación cada tres de mayo.

(ver RUTAS CICLO-TURISMO).

  • Río Reconque: Río, cercano a la población, con paraje, flora y fauna típica del río.
  • Valle de Ayora: Ayora constituye un punto de partida ideal para adentrarse en el Valle, que engloba las poblaciones de Zarra, Teresa de Cofrentes, Jarafuel, Jalance, Cofrentes y Cortés de Pallás, una de las comarcas más desconocidas de la Comunidad Valenciana, pero no por ello menos sorprendente.


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Referencias[editar]

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